En el
devenir de la historia del cristianismo, la mujer siempre ha acompañado silenciosamente
en el trabajo ministerial de la Iglesia de Jesucristo, como esposa de pastor, en
los ministerios locales según su llamado, ejerciendo liderazgos distritales,
nacionales y hasta internacionales. La
cobertura del Espíritu Santo en el ministerio que la mujer puede ejercer,
siempre ha estado presente.
Cuando
Dios decidió hacer “ayuda idónea” para el hombre (Gn.2.18-24) afirmó la
importancia de la complementariedad y fortaleza para ambos, en la bendición
divina del matrimonio. Si bien la caída
en el pecado produjo ciertos cambios, en Jesucristo, la imagen y semejanza de
Dios presente en el hombre y la mujer, fue restaurada.
1. Importancia
del liderazgo de la mujer: Indiscutiblemente, la mujer juega un rol de
vital importancia en el liderazgo independientemente del ministerio en el que
está involucrada, especialmente cuando ha entendido los siguientes aspectos.
a) El
propósito es glorificar a Dios: El ministerio que desempeñe la mujer en la
vida de la iglesia local, tiene el santo propósito de glorificar a Dios en todo
tiempo y lugar (Colosenses 3.23)
El liderazgo que ejerza una mujer
dentro de la iglesia local, distrital o nacional, es por la gracia de Dios y
canalizado por las autoridades eclesiásticas, en base a los dones espirituales
y la disposición del cumplimiento de la misión de la Iglesia de Jesucristo
(Mateo 28.19-20).
b) Sierva de Dios: Si el propósito al ejercer un liderazgo es el de
glorificar a Dios, eso implica que somos sus siervas, y como tales, el
ejercicio de nuestro liderazgo en todo ministerio, debe desempeñarse como que
somos las “servidoras de todos” (Marcos 9.35) enfocadas en agradar a nuestro
Señor Jesucristo.
¿En el trabajo que realiza
en su familia o en la iglesia local, usted se ha propuesto glorificar a Dios, o
a su jefe, o a su esposo, o a sus hijos? .
2. El
alcance del valor que tiene la mujer: La mujer tiene la
particularidad de ser multifacética desde su creación, justamente para ser la
“ayuda idónea” del esposo. En la vida
ministerial, la mujer desempeña un rol de apoyo y complementación también, y
bajo la dirección del Espíritu Santo habrán excepciones de un liderazgo no solo
femenil.
a) La
salvación espiritual es personal: En Juan 3.16 encontramos
que la salvación espiritual es para “todo aquel que en él cree”, no existe una
diferenciación entre el hombre y la mujer.
b) El
llamado al ministerio viene de Dios: La mujer
recibe de parte de Dios un llamado específico para servirle en la vida
ministerial. La mujer aparte de la
misión general que recibe en el don maternal, ministerialmente recibe un
llamado sobrenatural, el mismo que debe identificarlo y ponerlo a la práctica.
¿Cuál es su llamado ministerial
como hija de Dios? ¿Está consciente de ese llamado espiritual? ¿Cómo está cumpliendo ese llamado
ministerial?
c) El
valor de la mujer
delante de Dios es el mismo del varón, lo que varían son nuestros roles para la
complementación al cumplir la misión. La
mujer sabia sujeta a Dios, entiende lo
que la cultura y aun la iglesia cristiana le pueden hacer creer, que ella vale
menos que el varón delante de Dios.
3. Determinación
para alcanzar sus metas: Muchas personas tienden a
responsabilizar a otros por no haber alcanzado sus metas, es cierto que hay
ciertas limitaciones, pero cuando conocemos a Jesucristo como nuestro salvador
y sostenemos intimidad con El, el Espíritu Santo puede guiarnos a tomar
determinaciones acordes a su divina voluntad.
a) Naturalmente
multifacéticas: La mujer es tan bendecida desde antes y
durante su creación, porque Dios la dotó de una gran capacidad “multitareas”, porque a la misma vez
puede desempeñar diez o más tareas.
Pero no solo es para tener y
criar hijos o desarrollar las labores domésticas en el hogar o en cualquier
tipo de trabajo, también es para servir al Señor Jesucristo en la vida ministerial
de la iglesia local,
b) Espiritualmente
guiadas y fortalecidas: Hay que tener claridad en la vida cristiana
en relación a la perseverancia. Una
mujer sujeta a aceptar la voluntad de Dios, es una mujer que se sujeta a su
esposo y también al liderazgo de la iglesia local y a cualquier tipo de
autoridad establecida por Dios.
Como consecuencia de su sujeción,
Dios bendice a la mujer con sabiduría y perseverancia,
`para cumplir sus roles como esposa, madre y sierva de El, pero también para
determinar las metas y los objetivos
para alcanzarlas.
¿Podría recordar una o dos
de sus metas que aún no alcanzado?
Por
favor mencione
dos metas personales que ya alcanzó. Felicidades
por estos grandes logros y los esfuerzos para alcanzar las que aun faltan.
CONCLUSIÓN
a) A partir de hoy todo lo
que usted haga dentro y fuera del hogar debe ser para agradar a Dios y no a sus
intereses particulares o de otras personas.
b) Al haber identificado el
don que el Espíritu Santo le ha dado, lo menos que puede hacer es ponerlo al
servicio del Señor Jesucristo.
c) Recuerde, trabaje bajo la
dirección del Espíritu Santo, determine trabajar cada día hasta alcanzar sus
metas.
d) No olvide que en la
eternidad no existen lugares especiales para hombres ni para mujeres.
Escrito por la Pastora Juana Quiroga Mendoza
Dios siga bendiciendo el ministerio que realizan las mujeres, siervas del Dios vivo....
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